Mi
primer festival grande en el que participé con mis amigos, sin mis padres, fue
en 2019. Fuimos a Campus, el festival más conocida en Debrecen, y también uno
de los más grandes en Hungría. Mi amiga Aletta y yo organizamos todo. Primero
compramos las entradas ya en diciembre. Luego encontramos el mejor lugar donde
podíamos dormir (fue un piso en Debrecen). Después, vimos la lista de los
conciertos, elegimos los que nos gustaron y organizamos nuestro horario para no
perder nada. Así, cuando llegó el día y entramos en la puerta de Campus,
empezamos nuestro primer festival que habíamos esperado tanto. Todo fue increíble.
Vimos nuestras bandas favoritas, quedamos con nuestros amigos, y también
hicimos nuevos y muy buenos. Fue una experiencia inolvidable, llena de música y
sonrisa. Es un festival típico, donde hay mucha gente, llevan ropa que no cubre
mucho, y a las 21.00 ya casi todo el mundo esta borracho. Pero no tienes que
ser así para disfrutarlo. Yo tampoco soy así, y puedo recomendarlo a todos los
que quieren participar en una fiesta enorme y muy bueno.
Después
de Campus pasó una semana, mi mochila ya estaba preparada y yo también para
llevarla a un festival que se llama “Művészetek Völgye” (Valle de los artes).
Se lo organiza en Kapolcs, que es un pueblo pequeño cerca del lago Balaton. Ya
habíamos conocido un tipo de festival (por Campus) pero esto fue otro mundo,
todo diferente. Nos dormimos en una tienda de campaña con mis amigas de la
residencia. Había música alternativa e indi rock que me encantó, habían
diferentes lugares donde la gente podía jugar juegos de mesa, hacer joga,
eschuchar poemas, participar en una charla, o simplemente echar la siesta al
lado del arroyo pequeño. También habían vendedores de los que se podía comprar
productos artesanos y únicos. Me gustó muchísimo y estoy segura de que cuando
tenga la oportunidad volveré a este lugar tan maravilloso.
En
agosto fuimos a un festival que se llama Lecsó (pisto húngaro). Me pasé muy
bien y tengo muchos recuerdos muy divertidos y bonitos de allí también.
Así
fue mi primer verano lleno de fiestas, que me enseñó cómo ser responsable.
Nunca
voy a olvidar estos días y estoy muy feliz que podía compartirlos con unas
personas muy especiales.
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