De lo que voy a escribir ya ocurrió hace un año pero hasta el día de hoy lo mencionamos regularmente porque es tan increíble y gracioso.
La
historia empezó el 27 de diciembre cuando partimos (mi madre, mi hermano, mi
novio y yo) de Debrecen a Cracovia. Fuimos muy excitados y esperamos que el
viaje fuera sin dificultades.
Pero
el primer problema ya apareció una semana antes de la partida. Mi madre había
reservado el alojamiento en verano y hasta el 20 de diciembre todo parecía
bien. Pero en ese día el hotel escribió a mi madre que desapareció nuestra reserva
y no la encuentran. A pesar de esto partimos y pensamos que en persona
podríamos resolver el problema o si no podríamos encontrar otro hotel.
Viajamos
en coche y el Google Maps dijo que el viaje tardaría 6 horas y que llegaríamos
a las 8 de la tarde. Pero nos atascamos en el atasco de tráfico más largo de mi
vida y no podíamos movernos durante horas. Estaba nevando y creíamos que había
ocurrido un accidente. El viaje de 6 horas se convirtió en 10 horas y llegamos
a las 12 de la noche.
Después de entrar en el hotel empezamos a explicar nuestro problema y demostrar la reserva mostrando los correos electrónicos a la recepcionista. Esta conversación pronto se transformó en una pelea en la que no nos ayudó el conocimiento incompleto de inglés de la recepcionista. Después de darnos cuenta de que con esa discusión no llegaríamos a ninguna parte salimos.
Estuvimos deprimidos y nerviosos porque ya era medianoche y no teníamos alojamiento. No tuvimos ni idea de qué hacer porque ya todos los hoteles estaban cerrados. Había una opción: el albergue. Encontramos uno en el centro donde había una habitación de 4 camas así no tuvimos que dormir con desconocidos pero los baños eran comunes. El albergue estaba lleno de rusos que querían comunicarnos. Al final tranquilamente nos dormimos aunque no teníamos ni idea de lo que nos esperaba mañana...
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